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los árboles se
convierten en protagonistas de la temporada por la belleza de sus
hojas
Llegó el otoño a la ciudad
23/03/2022
- Poco a poco empezamos a sentir que los días están algo más fríos,
que el sol se esconde antes de lo habitual y que el cielo se ve mas
nublado que de costumbre. Si desde las calles y ventanas le ponemos
atención al arbolado de la Ciudad notaremos que se aproxima un
momento de transformación. Algunos árboles, principalmente las
especies “de hoja caduca”, pondrán en marcha una serie de mecanismos
fisiológicos para prepararse ante el frío invierno que se avecina.
Es así como notaremos cambios en la coloración de sus copas y la
pérdida gradual de sus hojas. El follaje verde oscuro de los fresnos
(por ejemplo) comenzará a teñirse de amarillo dorado... |
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EMBLEMA DEL BARRIO
PARQUE AVELLANEDA
Nombre dado por
Ordenanza N° 26.607, Boletín Municipal 14.288 del
04/05/1972.
Límites:
Av. Juan B. Alberdi, Escalada, Av. Castañares, Lacarra, Av
Tte. Gral. Luis J. Dellepiane, Portela, Av. Directorio y
Mariano Acosta.
Población
total: 54.191
Hombres:
25.484
Mujeres:
28.707
Superficie:
5,1 Km2
Densidad
poblacional: 10.614 Hab/km2
(Censo del 1º
de julio de 2001 ) |
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Los fresnos serán
seguidos por los ginkgos (Ginkgo biloba) quienes harán su aparición
en distintos parques y plazas con sus copas piramidales y brillantes
del mismo color.
Los liquidambar (Liquidambar
styraciflua), los arces (Acer spp.) y los robles (Quercus spp.) nos
sorprenderán con un cambio gradual alternando entre tres colores
diferentes: verde, amarillo y rojo al mismo tiempo.
En el Lago Regatas, al
norte del Parque Tres de Febrero (Palermo, Comuna 14) podrás admirar
el espectáculo natural de los cipreses (Taxodium spp.). Sus copas
cónicas, de ramas extendidas horizontalmente, tomarán un interesante
tono rojo cobrizo antes de que las hojas caigan al suelo. Estos
hermosos ejemplares arbóreos notables de la Ciudad están protegidos
especialmente bajo el
Régimen de Árboles Históricos y Notables.
Disfrutá de los
múltiples beneficios que brinda el arbolado urbano sobre tu calidad
de vida, y sorprendete con su transformación otoñal.
Beneficios del arbolado
Los árboles son seres
vivos que pertenecen al reino vegetal. A lo largo de su vida son
capaces de crecer y desarrollarse, modificando el entorno y
generando cambios a su alrededor. Cuando los árboles crecen
asociados a un ecosistema urbano, las modificaciones producidas se
traducen en beneficios ambientales que suavizan los efectos
negativos del desarrollo urbano convencional. Es por ello que su
existencia dentro de la Ciudad de Buenos Aires es indispensable para
el desarrollo de una vida más placentera. |
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Dentro de los múltiples
servicios que nos brindan, podemos mencionar diferentes aspectos de
interés cívico, como los beneficios ambientales, urbanos y
sociales .
Ambientales
Absorción de CO2: los árboles asimilan el dióxido de carbono del
aire y lo utilizan para su crecimiento.
Liberación de O2: durante el proceso de fotosíntesis se libera
oxígeno atmosférico, el mismo que utilizamos para respirar.
Purificación del aire: los árboles son capaces de absorber distintas
sustancias del aire e incorporarlas a sus tejidos, liberando aire
más puro.
Disminución de contaminantes atmosféricos: algunas sustancias
contaminantes o nocivas del aire quedan retenidas dentro de los
árboles.
Retención de partículas de polvo: muchas partículas en suspensión
del aire quedan adheridas en la superficie de las hojas.
Reducción del efecto invernadero: los árboles absorben distintos
gases del aire que influyen sobre el efecto invernadero (GEI), como
el dióxido de carbono, el monóxido de carbono y el dióxido de
azufre, entre otros.
Mitigación del cambio climático: al disminuir los niveles de gases
de efecto invernadero (GEI), los árboles cumplen una importante
función en la regulación del clima a nivel local y global.
Fijación
del suelo: las raíces de los árboles, muchas veces asociadas a
hongos benéficos del suelo, son capaces de sujetar y asentar el
suelo a su alrededor, incluso en zonas con pendientes pronunciadas.
Intercepción de las precipitaciones: las copas de los árboles
retienen o disminuyen el impacto de las gotas de lluvia previo a
llegar al suelo, moderando los efectos de las lluvias extremas y
distribuyendo el agua a su alrededor.
Captación del agua de lluvia: las raíces de los árboles mejoran la
estructura del suelo y favorecen la infiltración de las
precipitaciones. A su vez, el agua es absorbida por sus tejidos
reduciendo el nivel y la velocidad de la escorrentía de una
tormenta, evitando posibles daños por inundaciones.
Purificación del agua: muchas sustancias contaminantes diluídas en
el agua son retenidas en los tejidos de los árboles, reduciendo o
eliminando costos de tratamiento del agua y/o problemas en su
calidad.
Transpiración: el agua del árbol es liberada a la atmósfera como
vapor de agua, a través de los estomas (poros) de las hojas. El
vapor de agua disminuye la temperatura de las hojas, de la
vegetación y del aire.
Disminución de la erosión del suelo: al disminuir el impacto de las
gotas de lluvia por intercepción y el nivel e intensidad de la
escorrentía luego de una tormenta, los árboles evitan o reducen la
pérdida de permeabilidad y fertilidad del suelo.
Conservación de la energía: muchos árboles, sobre todo aquellos de
hoja caduca, son capaces de interceptar la radiación solar evitando
que caliente la superficie de las edificaciones en verano,
reduciendo así el coste energético de mantener una temperatura
agradable en nuestros hogares. Lo inverso ocurre en invierno, cuando
los rayos solares no son captados por el árbol e inciden sobre los
edificios, brindando calor en épocas de frío.
Alimento
para fauna silvestre: muchos árboles producen frutos y semillas
comestibles para diversos animales de interés social, como
colibríes, distintas especies de aves, mariposas y otros insectos
benéficos.
Refugio
para la fauna silvestre: algunos animales necesitan de la presencia
de árboles para protegerse, fuera del alcance de sus depredadores
naturales.
Mantenimiento de la biodiversidad: la presencia de diversas especies
arbóreas genera el hábitat para diversos organismos, que regulan
procesos ecológicos y mantienen el equilibrio del ecosistema urbano.
Urbanos
Mejora
del paisaje: la presencia de árboles y bosques urbanos puede hacer
de la Ciudad un lugar más placentero para vivir, trabajar y utilizar
el tiempo libre.
Amortigua ruidos: las hojas y ramas reducen el ruido transmitido,
provocando su dispersión y posterior absorción por el suelo. A su
vez, los árboles pueden ocultar ruidos al generar sus propios
sonidos, como el viento que mueve las hojas o las aves cantoras.
Amortigua vientos: los árboles afectan la corriente del viento,
modificando su dirección y velocidad.
Ofrece
sombra: las copas de los árboles proporcionan sombra a los
habitantes, fundamental en épocas del año con mayor temperatura e
insolación.
Reduce
la superficie de asfalto que refleja el sol: las hojas absorben la
energía solar. De esta manera, se evita que los rayos incidan sobre
el asfalto y eleven la temperatura del entorno urbano.
Refresca
y humedece el aire: los árboles transpiran vapor de agua a través de
poros en sus hojas (estomas), reduciendo la temperatura del follaje.
Al mismo tiempo, el viento mueve las masas de aire generando un
efecto refrescante a nivel global.
Reducción de gastos para los habitantes: la presencia de árboles en
entornos urbanos disminuye los costos asociados a la refrigeración y
calefacción de las edificaciones.
Reduce
la “isla de calor urbano”: las grandes ciudades pavimentadas tienden
a sufrir un aumento de la temperatura por reflexión de rayos solares
que inciden sobre asfalto y edificaciones. Los árboles son capaces
de captar esa energía, moderando las temperaturas locales.
Sociales
Generan
espacios de encuentro: los bosques urbanos facilitan el uso del
tiempo al aire libre y dan oportunidades de recreación y encuentro
social.
Producen
sensación de pertenencia: la participación activa de los ciudadanos
en plantaciones de árboles enriquece el sentido comunitario de
identidad social. Son íconos representativos de cada sitio: en la
Ciudad existen árboles históricos, notables, monumentales y
singulares, protegidos por su alto valor cultural y patrimonial.
Aumentan
el valor residencial y comercial: los parques y corredores verdes se
asocian al incremento del valor de las propiedades cercanas.
Mejoran
la calidad de vida: los paisajes urbanos asociados a bosques urbanos
y elevada vegetación produce un estado fisiológico más distendido en
los habitantes, reduciendo el estrés y mejorando la salud física.
Evitan
golpes de calor: los efectos combinados de los árboles sobre la
radiación solar, el viento, la transpiración de vapor de agua y el
enfriamiento por el viento, afectan la temperatura del aire y el
clima a nivel local. La cubierta de árboles regula las temperaturas
máximas, evitando problemas de calor sobre los habitantes en épocas
estivales.
Reducción de rayos UV: las plantas producen pigmentos capaces de
absorber los rayos ultravioletas del sol como mecanismo de defensa.
De esta manera, nos protegen de sus efectos nocivos y se evitan
enfermedades en la piel.
Ayudan a
generar conciencia ecológica: disfrutar de los beneficios de los
árboles en entornos urbanos permite que los habitantes reflexionen
sobre la importancia de la naturaleza y el cuidado del ambiente.
Generan
posibilidades de participación ciudadana: existen numerosas
actividades desarrolladas en conjunto con los miembros de la
comunidad en torno a la plantación y el cuidado de árboles y la
vegetación dentro del ecosistema urbano. Esto genera posibilidades
de encuentros sociales, extensión, enseñanza e intercambio de ideas.
Carlos Davis
Fuente:
Prensa
Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana de la CABA |
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