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HACIA UNA CONSTRUCCIÓN COLECTIVA DE LO TRASCENDENTE Patrimonio, huellas de nuestra identidad 11/02/2014 - Ricardo Muir y Fabio Oliva (dos viejos conocedores de nuestro barrio por su participación en las redes de Planificación Participativa y Gestión Asociada -PPGA-), han publicado en el Diario Tiempo Argentino un interesante artículo sobre el patrimonio como valor dentro de cada comunidad, escrito que deseamos compartir. En épocas como esta, de cambios vertiginosos, es útil reflexionar sobre aquellas cosas que deben preservarse ya que forman parte de nuestro acervo identitario, y también pensar en aquellas otras que pueden modificarse en el marco de la dinámica natural de desarrollo que todo comunidad experimenta a lo largo de su existencia. |
EMBLEMA DEL BARRIO
Nombre dado por Ordenanza N° 26.607, Boletín Municipal 14.288 del 04/05/1972. Límites: Av. Juan B. Alberdi, Escalada, Av. Castañares, Lacarra, Av Tte. Gral. Luis J. Dellepiane, Portela, Av. Directorio y Mariano Acosta. Población total: 54.191 Hombres: 25.484 Mujeres: 28.707 Superficie: 5,1 Km2 Densidad poblacional: 10.614 Hab/km2 (Censo del 1º de julio de 2001 ) |
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La nota comienza diciendo: Existe un debate muy amplio y extenso sobre el patrimonio y sus distintas formas de interpretarlo. Principalmente sobre "quiénes" y "dónde" se decide qué tiene valor patrimonial. O dicho de otra forma, qué actores deben involucrarse para definir los criterios que nos permitan poner un límite para aceptar que algunas cosas deben preservarse, quizás a cualquier precio, y otras deben transformarse o dar paso a nuevas formas. En sus distintos registros, tangible e intangible; natural o construido, en esto último, con la impuesta supremacía de la arquitectura que pesa algo sobrevalorada, el patrimonio se encuentra vinculado a la necesidad de preservar la memoria que nuestra sociedad ha incorporado a su cultura. Haciendo una síntesis podemos encontrar dos escenarios. En el primero, el "patrimonio" aparece fragmentado: naturaleza, arquitectura, paisaje, costumbres, música, historia, etcétera. Es el mundo de los especialistas aislados, lejos de la sociedad y sin ninguna posibilidad de vinculación. El segundo nos presenta al patrimonio en forma integrada, articulando las diversas formas de interpretarlo e invitando a construir espacios interdisciplinarios donde la ciudadanía encuentra un lugar preponderante. Un modo de producir relaciones sociales y hacer resistencia a la idea que circula en los medios de comunicación hegemónicos y en algunos espacios institucionales, donde intentan convencernos de que al hablar de patrimonio y de cultura no estamos hablando de problemas políticos y sociales que nos afectan. Este escenario nos lleva al planteo del antropólogo argentino Alejandro Grimson, cuando nos presenta a la cultura "como una trama donde se producen disputas cruciales sobre desigualdad, sus legitimidades y las posibilidades de transformación". Un debate mucho más amplio que abarca el espacio público, la recomposición del tejido social y la construcción colectiva de políticas públicas. Además, el patrimonio deja de ser sólo una herencia del pasado y nos invita a tomar conciencia de que en el presente tod@s como sociedad construimos patrimonio en forma corresponsable. Hoy estamos presenciando una clara posición en la gestión del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, donde el desarrollo está sujeto a las leyes del mercado, a la oferta y la demanda, intentando dejar afuera cualquier posibilidad de participación ciudadana en la definición de las políticas públicas. En este contexto, cultura y patrimonio quedan reducidos a los circuitos cerrados de los actores de mayor poder económico y a los decisores políticos que llevan adelante sus intereses. En el patrimonio encontramos las huellas de nuestra identidad y debemos actuar para que la cultura salga de esas esferas y desarrollar colectivamente formas de organizar, disponer y financiar procesos que desmonten los particularismos actuales en el campo de la cultura y las empresas de "pseudodemocratización de la cultura" (Felix Guattari).
Identidad
tendría así las implicancias políticas que estén a la
altura de comprender la riqueza de nuestra sociedad,
revisando los usos políticos de la cultura, entendiendo
la convivencia entre las culturas, los sentimientos de
identidad y pertenencia en la complejidad de los
procesos sociales, materiales y económicos en que están
siempre situados.
Ricardo
Muir -
Fabio Oliva Fuente: Tiempo Argentino |
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